El hambre y las ganas de beber

Ago 10, 2020

Esto viene a ser una presentación

Hola! somos los piedros. O mejor dicho, Juan, Javier, Santiago y Germán; 4 amigos que hace unos años atrás tuvieron la idea o la fantasía de hacer un vino con características únicas.

Muy a menudo nos juntabamos a comer en la casa de Juan, quien era el único que tenía experiencia previa en el mundo del vino, y siempre probábamos vinos nuevos de distintas regiones de argentina y cuando holgaba el bolsillo alguien se lucía con algún franchute. Asi fue que fuimos aprendiendo juntos a sentir el vino de una forma nueva para nosotros. Cocinar y beber era nuestra salida preferida.

Un buen día, aprovechando que Juan ya estaba inmerso en la bodega de su  familia Finca Suarez, la cual no solo produce una de las mejores uvas del país sino que también había arrancado con su primer línea de vinos, le preguntamos a Juan como sería hacer un vino entre todos y luego de unas pocas reuniones teníamos bocetado el plan de “negocio” que bien podría titularse “cómo hacer un vino desde cero sin romperse la boca contra el suelo”

Los primeros viajes

Sin dudas el mundo del vino te da muchas gratificaciones y una de ellas es ir a Mendoza con amigos. Poder iniciar un proyecto de estas características recorriendo el lugar, probando las uvas; verlas crecer, estar en contacto con la montaña, con la tierra, con el agua de los lugares no tiene nombre.

Asado y guitarreadas en primavera, Juegos de cartas junto al hogar en otoño… todo regado de mucho vino. Vinos de los amigos, de los vecinos, del propio viñedo. Así fue como entre risas y copas fueron surgiendo las primeras ideas para la marca. Sabíamos que queríamos comunicar que en ese desierto al pie de la cordillera aún se encontraban sedimentos marinos de hace millones de años y una tarde surgió la idea de “desierto marino”, la ballena como mascota y la pangea como punto de partida.

Una primavera salimos a recorrer el viñedo y elegimos las hileras de lo que serían nuestro primer Malbec, Cabernet y Merlot. Agarramos unos pinceles y algunas pinturas y en unos pedazos de madera que andaban dando vueltas por ahí dibujamos nuestras primeras ballenas  para señalar nuestras hileras seleccionadas y así fue que por primera vez el nombre Traslapiedra quedó marcado en Paraje Altamira.

Los huevos quedan afuera

Una vez que nos pusimos de acuerdo en que el proyecto se llevaría adelante averiguamos que era lo necesario para que podamos hacer unas 9.000 botellas de vino y decidimos que lo mejor sería comprar 3 huevos de hormigón para poder hacer nuestro vino y nuestra guarda.

Llamadas con la hormigonera, encuentros furtivos para cerrar tratos, llamadas con la bodega que recibiría los huevos, coordinar con el flete que los llevaría hasta la bodega… toda una serie de operativas que implicaban desde un camión que pueda aguantar 3 huevos de varias toneladas hasta sacar el techo de la bodega para que el camión que llevaba los huevos pueda, con una especie de grúa que llevaba incorporada, meter los huevos por sobre el techo que había sido removido.

Ese día nos levantamos temprano y sobreentusiasmados, llegamos a primera hora a la bodega que quedaba a unos 25km de la finca y solo restaba esperar que los huevos llegasen. 1 hora, 2 hora 4 horas después llegan los huevos!!!! Y si bien hubo alegría y alborozo, duró poco porque la grúa que debía levantar los huevos y pasarlos por sobre la pared, no era lo suficientemente alta como para sortear la medianera. Pequeño error de cálculos que nos costaría que 2 días los huevos duerman afuera y tener que pedirles prestado al Ejército Argentino una grúa lo suficientemente grande como para poder ingresar los 3 huevos a la bodega.

Alivio y satisfacción nos embargó al saber que nuestros preciados huevos dormirían bajo techo.

Nos llamamos Traslapiedra

Cuenta la leyenda, que en un universo paralelo existe una banda de cumbia que se llama Traslapiedra. También se dice que en un viaje astral uno de nosotros tomó prestado el nombre y lo hizo vino. Muchos misterios envuelven a este proyecto.

Un regalo de la Naturaleza!

Si querés vivir una experiencia vertiginosa, con reveses impensados, con problemas variopintos y vicisitudes a granel… Ponete a hacer vino en Argentina desde cero!! Tendrás que luchar con el dólar, los gobiernos de turnos, los proveedores, los gremios de transportes, los jornaleros, los competidores, los burócratas, las instituciones gubernamentales y para sumarle picante… La Madre Naturaleza!!!

Nuestra primer añada fue la 2015 y ese año venía todo perfecto… Pensábamos sacar un merlot, un cabernet y un malbec. Las plantitas crecían lo más bien, veníamos probando las uvas día a día, esperando a que lleguen al punto justo de maduración para cosechar y…. Pum! Cayó una tormenta de granizo que azotó gran parte de nuestras hileras de viña. La imagen de lo que queda luego de que un granizo pasa por encima de tus uvas es similar a lo que queda después de que un boxer cachorro juega con un almohadón de plumas… Plantas rotas, racimos enteros en el suelo, racimos rotos en la planta que deben ser removidos. Un desastre. Ante este panorama solo nos quedaba la opción de ponernos a llorar o la de juntar las uvas que habían salido indemnes luego de la tormenta y meterlas todas en un mismo vino. De esta manera surge nuestro primer vino, Traslapiedra Blend 2015 el cual no solo se agotó rápidamente, sino que fue un corte que repetimos año tras año y que ya se hizo nuestro caballito de batalla. Parece cierto aquel proverbio chino que dice En la naturaleza, no hay castigos ni premios, sólo consecuencias”.

Ver Tras la Piedra

Allá por el año 2014, tenía un programa de radio en un centro cultural y la producción del programa había convocado a Federico Lamas, un artista plástico que justamente exponía en el mismo centro cultural su obra “Banderas de Conveniencia” desarrollada a través de una técnica creada por él mismo que decidió llamar “Visión Infernal” y que consite en un efecto óptico que permite revelar diferentes realidades por medio de la aplicación de filtros ante nuestros ojos. Federico además de ser un excelente videasta, ilustrador y diseñador audiovisual es un gran contador de anécdotas y situaciones y así fue que durante el programa, detalló pormenores de su obra, sus historias de vida y nos contó sobre su afición a la buena gastronomía.

Cuando terminó el programa pude recorrer el Centro Cultural y entender lo que con su peculiar verborragia quiso explicarme durante todo el programa y así fue que me encontré con una de las expresiones artísticas que más me conmovieron del último tiempo. Pude ver, escultores que se transformaban en boxeadores, arañas que eran manos, bomberos que eran strippers… interpretaciones profundas de una realidad posible donde las cosas podían existir liberándose de la condena y el pecado.

Poco tardamos en convocarlo para proponerle que diseñe el arte de nuestras etiquetas y muchas y muy buenas fueron las cenas que compartimos para darle forma al imaginario de Traslapiedra. Nuevamente el vino nos hizo juntarnos con gente que valía la pena a celebrar el arte, la amistad y la vida.

Si quieren saber mas de Federico, los invitamos a ver su web www.federicolamas.com.ar donde podrán ver sus obras, escuchar entrevistas y otras cosas!

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