Vinos de Sed

Abr 9, 2020

Una vez vi a un joven vigneron explicar el chiste que repetían con su padre, delante de   grupos de bebedores de vino que visitaban su bodega: “Hijo, que es lo más importante en un vino? Que sea potable, Padre.”

En siglos donde el agua potable no era de acceso común, el mosto de uva fermentado cumplia el rol esencial de hidratar, alimentar y por supuesto, embriagar. Si dejamos de lado la parte hedonista del vino (por un momento) y enfocamos en la función vital, su dimensión tanica resulta fundamental. Imaginemos caminar horas bajo el sol por caminos desconocidos y querer refrescarnos con un líquido secante y astringente: no sirve. 

Los vinos de sed son ligeros, frescos y de bajo alcohol. Cumplir la doble función de quitar y dar sed.  

Siglos después, aquí nos encontramos en la misma búsqueda. Intentando saciar la sed de marinos en desiertos bajo los mismos preceptos: quitar y dar sed.

La provincia de Mendoza con sus vastas zonas de desierto y el sol implacable, ajustaron estilos de tintos de mayor potencia, grado alcohólico y madurez. Pero a medida que nos acercamos a la cordillera con el consecuente aumento de altitud y descenso de temperaturas, la vid y el terruño ofrecen otras condiciones y posibilidades 

Nuestra búsqueda se rige por las tres F: fruta, frescura  y finesa.

Ciertos aromas están en el mosto de uva, pero es imposible percibirlos. Por lo general están ocultos, camuflados en otra molécula, y solo podemos percibirlos cuando las levaduras los liberan durante la fermentación. Son los precursores aromáticos, y por lo general lo comparten las uvas de la misma variedad. El malbec huele a frutillas, cerezas o ciruelas porque tiene moléculas aromáticas parecidas a estos productos. 

El momento de vendimia (los aromas verdes y frescos en vendimias tempranas y más maduros en vendimias más tardías), el clima, el suelo y  la zona de producción son los aspectos centrales de la formación de estas moléculas. Buscamos frutas rojas y frescas, la sensación de morder una fruta recién arrancada de su árbol. 

Por último, el paso por la boca debe ser fluido. Un tanino de grano fino que no reaccione en la lengua y por el contrario nos provoque salivar, deseando el próximo sorbo.

Asi, el todo y la suma de las partes.

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